XX (PRESENTACION)
Está claro que yo me conozco solo un poco. Solo un poco pues no tenía idea de dónde estaría en este momento. Y aquí estoy, en el mismo lugar de siempre. Pensando y repasando lo que he escrito en el blog. Pensando como aquellas historias en sus momentos hicieron sucumbir mi corazón al dolor y la oscuridad. Esos tontos relatos que ahora son solo imágenes que se dejaron atrás. En el pasado.
Me mire en el espejo esta mañana y fue inevitable mirarme a los ojos. Quedarme quieto allí. Sin más nada que un pensamiento en las pupilas. El mal camino que mi corazón había elegido. La idea de mutilarme y llevarme al infierno a los que conmigo estén.
En ese espejo conocí a penas a un chico. Ese muchacho era tan increíble. Pero por dentro sentí un desprecio como esos que sientes cuando alguien no te cae muy bien. Esa persona que es difícil de comprender y por nada del mundo lo quieres entender. Sus ojos se habían moldeado por la alegría de la pena. La piel alrededor de sus pestañas. Tan gastadas. Mi reflejo en sus ojos se mofaba del dolor.
Al pensar en aquel bufón. Recordé extensos comentarios. Comedias inherentes que se añejaron morando en las cavernas de mi cabeza. Múltiples dueños de aquellas palabras los diviso de lejos. Apenas oigo fragmentos de aquellas palabras… “no quiero hacerte daño”, “como quieres que te trate bien… si la tratas tan mal” oh, dios mío, el pasado. “Más o menos es eso”, “pensé que era como amigos”.
Tengo tantas cosas en que pensar y en las cuales me puedo preocupar. Pero me detengo a evocar aquel reflejo. La identidad de ese lunático que se me quedo mirando. ¡Huh! ¿Cual estaba más loco? El o yo que me le que fijo también. Yo me conozco solo un poco ¿pero a él? Esos ojos no los entiendo.
Las historias que he narrado no me causan gracia. Pero aun así me rio a carcajadas.
Terminar entre sombras no es lo que me gustaría para vivir. Durar mucho tiempo contando mis historias de pena y desventuras es meter las manos en las tinieblas. Sin embargo, moriré entre llantos lúgubres y pensamientos negros.
Pensamientos negros… eso es lo que sigue.
XXI
Hay personas.
Personas que viven en este mundo tan curioso. Personas que saben afanarse en lo que más saben hacer. Hay personas que ni si quiera saben hacer nada. Son inútiles en todo lo que hacen. Pero todos tienen ese único concepto en común. El de enseñar.
Hay personas en este mundo tan curioso que quieren enseñarle a alguien que pueden amar. Que ellos a pesar de ser tan torpes en lo que hacen pueden ser buenos amando a su prójimo.
Esas personas quieren enseñarte a valorar el sacrificio del alma por un ídolo. ¡Hacen el ridículo frente a todos tan solo para que los puedas ver! Se levantarían del banco y cantarían con pasión ante toda burla y reprocha miento de los caminantes domingueros. Se pondría de rodillas en medio de la avenida para que la viera.
Solo que yo no la quise ver. Pero ella seguía ingenuamente tratando de demostrarme que podía darme mucho más que lo que me habían dado. Su empeño era algo abrumador y era esplendido. Es esplendido para mí ahora. Solo ahora.
Le pediría que me demostrara eso que para ella es el cielo. Que me aclarase porque me quería enseñar que las personas son diferentes. Enseñarme que el sexo con su alma y cuerpo seria más que carne.
Pero me he dado cuenta de que yo no soy así. Tanto tiempo le intente demostrar a alguien que yo podía amarla por la eternidad, Y que era más interesante que preguntarte por que las estrellas no se caen a pesar de todo aquel concepto de las reglas físicas de la materia; A donde van el alma de una astro cuando muere.
Yo no sé amar a nadie. El haberle cortado por la mitad el corazón a alguien no tiene perdón de la razón. Al haber matado a aquella chica sepulte todo entendimiento del amor. Solo soy un dictador. Que dicta estupideces que no justifican aquella escena.
El dolor de otros no es irrelevante. Hablo demasiado de mí en estas líneas. Escribo mucho de mis sentimientos y los plasmo en tela y papel. Pero esos otros, los que saben afanarse, hacen a un lado sin impórtales lo posterior. Esos que sufren por culpa del afán. Esos que son dañados por el egoísmo que fue resultado de otro que no sabía lo que quería. También son amantes.
Cuando pienso en ella seme rompe el corazón. Por solo pensar en mis ideas y deseos egoístas nunca deje que abordara este navío que navega a la deriva porque su capitán duerme en un sueño profundo. Jamás le cedí oportunidad de tomar el timón y llevar el barco en dirección fuera de la tormenta asía aguas cálidas donde solo y únicamente reinaban las espumas de espíritus apasionados. Amarme era la prioridad en su corazón.
Es de este mundo pensar lo que diré. Es tan curioso que la piedra sobre la cual pisas y sumerges en el lodo para alzarte a tomar una cereza para la cual tiene destino ser defecada por la persona que no te ama tenga otro valor. ¡Fue la piedra la que te alzo esos centímetros! Pero la piedra sigue en el mismo lugar al lado de las cerezas. Sin embargo es solo una insignificante piedra. Para que prestarle atención o ponerle menuda importancia.
Lo sigues asiendo día a día hasta que la piedra ya no está. Cierto día tanta agua. Tanto lodo. Todo aquel peso hizo que se rompiera. Solo te das cuenta cuando no puedes alcanzar la cereza mas baja. Es curioso que la persona que más haces a un lado sea probablemente la más apasionada situación en la que pudiste afanar.
Es muy doloroso pensar que le mate el amor a alguien. Que le hice sufrir bastante. Desearía poder cambiar aquella ecuación. Que en vez de mirar la cereza hubiese reparado mejor en el detalle de la piedra que en realidad era mármol. Desenterrarla y labrar la más hermosa escultura. …como en aquellos cuentos de antaño.
Pero el mundo vive en el invierno. La conclusión de aquella persona es una nueva historia de amor. Cosa que el escultor enamorado no pudo jamás.
Ahora dudo que pueda amar a alguien o que me amen de corazón .no lo sé. Eso me hace pensar a cuantos he herido inconscientemente por mirar cerezas. Tengo confianza en Dios de que podre reconocer algún día a alguien que de verdad me ame. Dejar de confundirme y de pensar lo que no es.
Creo en Dios y entiendo que como los restos de arena de aquel mármol hallaron su edén yo se que la capitán de mi corazón marcha por la tierra. Porque no solo los que nada saben sufren. Hay que no son comprendidos. Saben afanarse pero no hay quien les entienda la tarea.
Sobre la tierra caminan muchos. Respiran muchas brisas y la vida los acopia de experiencia para que vean el verdadero significado de todo.
Si estas hay... errante… voy por ti... Y no me detendré hasta que te encuentre.
XXII
En el correr de aquellos momentos mi alma aboyada deseaba urgentemente olvidar una equivocación. Mediante reemplazar la imagen en cadenada por otra.
No es extraño que llores la rabia de una desgracia de igual inocencia. Pero aquellas lágrimas de fuego se ahogaron en la presencia de una sin comparación. Es la cumbre de la paciencia por no decir locura. Y me refiero a mi locura y paciencia, que mucha he tenido.
La rosa es un misterio. Misterio porque es símbolo de muchas cosas. Símbolo de sociedades fantasmas, estandarte del amor por décadas, eso para mí es un misterio. ¿Porque una rosa? ¿Por qué roja? ¿...vaticinio de lo que viene? ¿Por qué en mi corazón? Cual maldito de mis sentidos fue el culpable en seleccionar aquel obsequio. Cuan bastarda la figura natural. Criatura de crecimientos torpes que te adornas de naturaleza.
Fue acaso el fantasma que corrompió la ingenuidad de las razas. Del génesis. ¿Es pues aquel el que puso en frente la rosa?
Tan roja. Tan colosal en olores y proporciones. Tan mentirosa.
No estoy loco. De eso tengo total certeza. Estúpido sí.
Me deje engañar por la conclusión que el señalado fantasma me enmarco en los sentidos. ¿Pero cuál de esos traicioneros fue? ¿Vista? ¿Tacto? ¿O fue su olor que envolvió mi nariz?
El arribo de la rosa más extraordinaria que jamás mis ojos hubiesen visto a sus manos. No podría escrudiñar diccionarios que hallen elocuente y Diosisimas palabras que pudiesen amamantar este deseo hambriento por comparar aquel punto de vista. Fue solo una pésima interpretación.
No puedo olvidar el rojo de mi cara. Tan rojo el rostro que la rosa figuraba magenta.
Pienso a veces que sería un logro humano si olvidáramos el amor. Esta historia es anciana. Pero la tuve que evocar. Como no hacerlo, tengo una rosa en mis manos.
Aquel año el sol brillaba como nunca. Los amaneceres olían a optimismo. Tal día, dispuesto a todo. En medio de un salón de clases conmocionado por lo que iba a pasar. Hice entrega del estruendoso fantasma. La rosa.
Aquella persona la tomo y huyo de mí lentamente. Se alejo de mi avergonzada. Indiferente.
Posterior al evento que causo revuelo entre muchos, el día avanzo ajeno. Intentando aferrar su confianza en mí solo logre que se fuera. Fueron días de pena. Fueron días de pena. Los días siguientes ya las albas no iluminaban igual. Aquella individuo sentía completa vergüenza de dirigirse a mí. Yo la avergonzaba. Pero las cosas cambiaron. Los días fueron avanzando. La violencia de su amistad fue destruyendo mi corazón. (Si que era una salvaje) pero nunca deje de expresarle mi completo amor. Aquella violencia era satisfactoria. Ya me había acercado. Ya éramos amigos. Podría mejorar. Quizás algún día llegaríamos más lejos. ¡Cuánta fe, Dios!
Nunca deje de maldecir aquella rosa que solo me trajo humillación. Pero su presencia hacia que todo valiera cada pasó. Nunca me rendiría. Nunca. Luchar hasta el final. Llorar y luego pelear. Soportar las pruebas.
Pero no basto. Perdí la batalla. Nunca le importe. No hubo ni un pétalo para mí en esa flor. Solo espinas. Igual que todas las rosas que he tocado.
Pero de toda esta historia solo me consuela una cosa…
…Aun guarda la rosa.
XXIII
Desaparecer.
Quiero caminar.
Caminar, y solo perderme en el viento.
dejar que mi vida se consuma
Y que no intentes salvarme.
Solo dejarte.
Olvidar la tormenta que me arrastro por el suelo.
Dejar de hablar.
Evitar prudentemente tu corazón.
Sencillamente,
No mover más la pluma.
Solo dejar fluir la tinta de mi vida.
Quiero desaparecer,
Y evitar las cosas que me hiciste.
Olvidarte.
Olvidar el papel expresivo.
Solo deseo desaparecer en el viento…
¡En el viento!
XXIV
Identidad.
¡¿Sabes quien soy?!
Soy el que te beso el peor día de tu vida.
Soy yo el que te dio fuerzas
Ante las ignonimiosos tratos del espectador cruel.
¿Sabes mi nombre?
Soy lo que yo pensaba era tu vida.
No sabes pronunciarme,
No sabes mis deseos,
No sabes mi nombre impropio.
¿Me recuerdas?
¿Acaso recuerdas los días claros?
¿No recuerdas el beso devastador de ayer?
¡No recuerdas siquiera tu nombre!
Mi nombre es todo lo que tú temes.
Mi nombre es tu último aliento.
¿No sabes pronunciarme?
¿Quién soy?
Soy el beso confuso de ayer.
Soy la atención que no prestaste a la persona.
Estoy en tus sueños; no soy una pesadilla.
¡¿Ó si?!
Recuerda el día.
¿No recuerdas la forma?
¿Sabes quien soy?
¡¡Sabes quien soy!!